En una de las avenidas más bellas, no solo de Latinoamérica, sino del mundo, se encuentran una serie de glorietas que no solo sirven para facilitar la circulación vehicular; también fungen como un remate visual protagonizado por símbolos de la historia de México.

 Son 9 en total, cada una con una historia y una personalidad única. Muchas de ellas han cambiado con el paso del tiempo y han sostenido obras de diferentes autores y orígenes. 

Estas son algunas de ellas: 

  • INDIOS VERDES

Entre las calles de Bucareli y Juárez, los Indios Verdes contemplaron el acontecer de la ciudad desde 1890 y hasta 1902, año en el que fueron retiradas. ¿El motivo? No eran lo suficientemente “afrancesadas” para la sociedad porfiriana.

Fueron a parar entonces a la calzada de la viga donde estuvieron hasta 1920 para volver a ser trasladados a la avenida insurgentes norte, la cual fue su estancia más larga hasta ahora: 60 años. Nuevamente, en 1979, fueron retirados para construir la línea 3 del metro de la CDMX para colocarlos justo en la terminal cuando fue inaugurada. Su más reciente cambio fue al parque El Mestizaje, de la delegación Gustavo A. Madero en donde permanecen desde 2005.

Los Indios Verdes son un par de estatuas de cobre que representan a los gobernantes mexicas: Izcóatl y Ahuizótl y deben su color a los efectos del paso del tiempo sobre el metal.

 

  • FUENTE CUTZAMALA. 

Obra del arquitecto mexicano Sergio Zaldivar Guerra, considerada una de las fuentes más bellas del Distrito Federal, allá en los años 80. Por su forma también fue conocida como “los paraguas”, “las sombrillas” “las regaderas” o “los hongos”.

Fue construída para conmemorar las obras de captación de agua potable del Río Cutzamala, siendo un gran ejemplo en su época de ingeniería electromecánica. Manejaba un caudal de agua bastante grande que era impulsado por un sistema de potentes bombas eléctricas. 

En 1992, sin ninguna razón conocida, se retiró para darle lugar a una de las fuentes más icónicas de la ciudad: La Diana Cazadora. 

  • MONUMENTO A COLÓN 

La escultura de Cristóbal Colón llegó a México desde París hace más de 140 años. Fue un encargo de Maximiliano de Habsburgo para engalanar una de las glorietas del reciente Paseo de la Reforma. 

Durante mucho tiempo el monumento permaneció en la avenida sin ningún contratiempo, pero en el año de 1992, grupos indigenistas y sindicales lo dañaron a modo de protesta e incluso intentaron derribarlo.

En años posteriores, en diferentes partes del mundo, comenzaron a derribar las estatuas de Colón como protesta poscolonial y antirracista. En México, fue en 2020, ante la amenaza de un nuevo ataque, que el gobierno de la ciudad decidió retirarla argumentando una nueva restauración, pero a la fecha la escultura continúa ausente y será sustituida por otro monumento que aún se desconoce. 

La historia de un país también se cuenta a través de sus monumentos y con la evolución del pensamiento, la sociedad y la conciencia, el ser humano transforma su entorno. 


Antiguos habitantes de Paseo de la Reforma – Blog T&C Group