El inicio de un año siempre trae una lista de propósitos que queremos lograr a lo largo de los siguientes 365 días, es la época donde nos prometemos comenzar la mejora de nuestros fallos, en la cual adoptamos nuevos hábitos y buscamos impacten positivamente en nuestra calidad de vida en el corto, mediano o largo plazo.
La mayoría de los propósitos de la gente van encaminados a modificar viejos hábitos por unos más saludables, entre ellos abundan el bajar de peso, ejercitarse más, alimentarse bien, dejar de procrastinar o aprender a organizarse, sin embargo pocos son pensados para generar un impacto más allá de uno mismo.
Implementar algo nuevo en una rutina es un proceso que requiere de tiempo, acostumbrarse a realizar la acción de manera habitual no es tarea de un día sino de repetirla constantemente; según los expertos necesitas mínimo 21 días para empezar a consolidarlo y con 66 finalmente hacerlo de manera automática.
Las personas suelen desistir en los primeros días de su intento de crear un hábito, porque les cuesta hacerse a la idea de que los resultados tardan en llegar o van apareciendo gradualmente. Los hábitos requieren de la combinación entre persistencia y disciplina para volverse sostenibles.
Otra de las dificultades con los hábitos es abarcar muchos a la vez, en lugar de empezar con uno y después seguir con otro, se opta por un cambio radical que se termina por abandonar al saturarse a uno mismo, al desestructurar por completo la rutina a la cual estás acostumbrado eventualmente terminarás de regreso a ella, porque el cerebro no logra asimilar el repentino cambio del todo.
En cierto modo crear un hábito se parece a cuidar de una planta, porque para que florezca y alcance su máximo esplendor necesitas dedicarle un poco de tu tiempo, ser constante en sus cuidados, regarla de forma habitual, pero sin hacerlo de más o la ahogaras; su crecimiento, el cual hará a su propio ritmo, al final será el resultado del tu compromiso con ella.
Justo así es como debes ver los hábitos que te plantees, adoptarlos de poco a poco según tus necesidades, personalidad y metas, a fin de cuentas el impacto sólo se verá con el paso de tiempo y si te comprometes a ello, por lo mientras disfruta del proceso; tarde o temprano los resultados llegarán.
Y para que no olvides la similitud entre un hábito y el cuidar una planta ¿Por qué no adoptas una y te comprometes con su crecimiento a la par que con el tuyo?
Hacerlo traerá grandes beneficios en tu vida, aquí te contamos de algunos de ellos:
- Reducen el estrés y la ansiedad
Los entornos que tienen plantas se perciben como lugares más tranquilos, por lo mismo psicológicamente ayudan a las personas a relajarse e incluso disminuyen su presión arterial.
- Tienen un gran poder terapéutico
Estar al cuidado de una planta aporta energía, paz, armonía y seguridad, el verla crecer, florecer o dar frutos es un reflejo de tu compromiso, por lo tanto te da una satisfacción que sin duda te subirá el ánimo.
- Optimizan el diseño y ambiente
La plantas no sólo le dan un plus decorativo a una casa , sino también cumplen con la función de mejorar la calidad del aire haciéndolo más puro, reducen el ruido y estabilizan la temperatura del ambiente, sin duda te encontrarás más cómodo con una a tu alrededor.
Así que no lo pienses más, inicia este 2021 creando un hábito tan simple que te cambiará la vida, te llenará de gran satisfacción y del cual aprenderás mucho como adoptar una plantita desde tu hogar.
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