La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida.

 – André Malraux.         

Son el mariachi, el tequila y la charrería los que le han dado identidad a México ante el mundo por años, pero nuestro origen indígena es la verdadera alma del país; colorida, creyente, intensa, tradicional, festiva, musical, artesana y orgullosa de sus raíces. Si el día de muertos es objeto de estudio, vivir el día de muertos en cualquiera de estas ciudades es una experiencia alucinante. 

Huele a cempasúchil, a frutas, a dulce, a pan de muerto, a copal y a miel de piloncillo. Las miles de veladoras colocadas en los panteones no sólo sirven para iluminar el sendero de los muertos, también ayudan a ambientar el sueño, porque es ahí donde te sentirás que estás frente esta manifestación de fe. 

Sumérgete en el sueño, déjate llevar y abraza nuestra tradición más antigua, sin importar el lugar que elijas, la sensación será eterna. Desde el 31 de octubre y hasta el 2 de noviembre podrás ser testigo de esta gran festividad.

  • MIXQUIC, CDMX. Todas las luces del panteón y sus calles serán apagadas para que las veladoras sean la única fuente de iluminación en el lugar. El panteón de San Andrés Mixquic será el escenario en el que podrás presenciar el sincretismo de lo indígena con lo católico. Turistas nacionales y extranjeros irán a observar, sentir y respirar el día de muertos más famoso de la Ciudad de México.   

 

  • OAXACA, OAX. Cinco o seis días antes de la celebración, los habitantes de la ciudad acuden a los mercados a comprar todo lo necesario para sus ofrendas; fruta, flores, veladoras. También decenas de chiles, chocolate, canela, hierbas y todo lo que necesitan para preparar un buen mole negro. A partir del 1 de noviembre podrás unirte a los desfiles que circulan por las calles del centro, pintarte la cara de calavera y caminar al lado de catrinas y diablitos. Visitar el Panteón General de Oaxaca, admirar la devoción de sus habitantes y escuchar oraciones en otros dialectos.

 

  • PÁTZCUARO, MICHOACÁN. Aquí son los purépechas los que hacen magia. Desde temprano llegan al camposanto a limpiar las tumbas de sus familiares para después comenzar a vestirlas con nubes y cempasúchil. Construyen un arco donde simbólicamente sus seres queridos entrarán de nuevo al mundo de los vivos. Por la noche, Janitzio se iluminará de naranja y el trayecto sobre el lago de Pátzcuaro comenzará a hipnotizarte, cuando estés en la isla sólo observa, huele, siente. 

Para nosotros, las tradiciones son parte fundamental de nuestra cultura, en cada evento internacional que realizamos nos preocupamos por mostrarle al mundo un poco de la esencia, tradiciones y cultura de México.