Cuna de la cultura maya y poseedora de flora y fauna impresionantes, la península de Yucatán es un lugar mágico en el que la naturaleza y la cultura conviven en un mismo espacio.  

Dentro de ella podrás encontrar zonas arqueológicas misteriosas e impactantes que parecen sacadas de un libro de historia y que no son tan conocidas como Chichén Itzá y Tulum. ¿Estás listo para explorarlas?  

  • Calakmul –  Un tesoro maya ubicado en el estado de Campeche, denominado Patrimonio Mixto de la Humanidad, es la mayor reserva de selva tropical en México y hogar de 350 especies de aves, 500 especies de mariposas, 96 de mamíferos y 1,600 de plantas. Esta ciudad fue habitada por los Mayas por alrededor de 1,500 años ininterrumpidos hasta que el imperio inició su declive.  

Esta zona arqueológica se encuentra a tan solo 40 kilómetros de Tikal; la ciudad Maya más importante de Guatemala, pero es imposible su acceso debido a que se trata de un territorio boscoso impenetrable.

  • Uxmal. No se tiene claro el origen y significado de su nombre, pero la interpretación más aceptada es “Tres veces construida”. Su arquitectura es una de las más majestuosas de Yucatán; las fachadas de sus templos se encuentran decoradas con mascarones de Chac, Dios de la lluvia , así como con paneles jeroglíficos.

A esta zona la conforman 15 grupos de edificios, siendo el más impresionante es “La Casa del Adivino”, la cual fue construida por un enano en tan solo una noche, según una leyenda. Lo cierto es que se construyó en cinco etapas.

 Uxmal fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1996.   

  • Muyil. También conocida como Chunyaxché, está ubicada a tan solo 20 minutos de Tulum y se encuentra rodeada por 38 hectáreas de selva. La ciudad jugó un papel importante en la actividad costera de la península y mantuvo contacto con otras ciudades mayas como Chichén Itzá y Mayapán.   

El castillo principal es una pirámide de 5 cuerpos y de 17 metros de altura, en la parte más alta de la estructura se encontraron restos de objetos hechos de jadeíta y caracol.  

Investigar un sitio antes de conocerlo, eleva nuestra capacidad de asombro cuando ya estamos en él porque pasa de ser un simple paseo a una verdadera exploración en la que nuestra mente comienza a viajar e imaginar.

Para nosotros es todo un arte unir personas, pero también conectarlas con su entorno, su historia y su naturaleza a través de lugares que nos ayudan a reconocer la grandeza de nuestros antepasados.  

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